Ripoll
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5 de mayo, 2002
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3ª de 9 | ||
VIII
Copa Catalana de Trial de Clásicas
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Texto: Ramón Sallés Fotos: Roger Sala |
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BARRO
Y CLÁSICAS
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Como
siempre este año el parque cerrado estaba a rebosar
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En los triales de finales de los setenta era de lo más normal que uno de los elementos más habituales que se encontraba en las zonas fuera el barro, y es que si bien hoy en día las temporadas cada vez empiezan más tarde y acaban más temprano, en aquellos años era habitual competir en los meses más invernales.
Casi todos recordareis los famosos triales de Inglaterra e Irlanda, que solían iniciar el periplo del campeonato mundial, donde las fotos con los pilotos y las motos rebozados de barro eran la imagen más habitual en las revistas de motos de la época, que por aquel entonces aún eran capaces de dedicarle una portada al trial.
En Ripoll, las Sherpa, Cota, Ossa MAR y compañía volvieron a disfrutar sin duda de las viejas sensaciones que proporciona la adherencia nula, aunque hay que decir que algunos de sus pilotos no experimentaron precisamente ninguna de esas sensaciones placenteras.
Hay que decir que la gente del M.C. Ripoll, muy bregados en esto de marcar triales, y con nada menos que un experto como Josep Soldevila al frente, habían preparado unas zonas excelentes para las clásicas, accesibles pero muy selectivas, con esa pizca de dificultad que convierte un trial soso en algo casi perfecto.
El problema estuvo, en que esta vez la lluvia llegó sin apenas avisar y además de forma muy brusca y abundante justo antes de darse la salida, con lo que en la primera vuelta las zonas estaban pero que muy difíciles por su nulo nivel de adherencia, para posteriormente dejar de caer durante la segunda vuelta, y volver a hacerlo con fuerza durante la tercera.
Con este panorama era normal que las puntuaciones en prácticamente todas las categorías fueran más que altas, y el "sufrimiento" especialmente entre los Trialers de nivel amarillo fuera bastante mayor al que todos hubieran deseado, incluidos los organizadores.
De esta manera la clasificación final se vio algo deslucida por un número de abandonos bastante superior al que habitualmente se produce en los triales de clásicas.
Manel
Blancafort estuvo fino en el barro de Ripoll
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Joan
Rovira, impecable, tiene el campeonato en el bolsillo
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Adherencia
nula = subida imposible
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En Pre-72, ausentes Josep Soldevila, que tomaba parte activamente en la organización de la prueba, y las BSA de Casadesús y Sallés participando el mismo fin de semana en los Dos Días Pre-65 en Escocia, los grandes favoritos en la salida eran Joan Puigferrer y su reluciente Montesa Cota 247 MKI, que no tenían problemas en adjudicarse cómodamente la victoria por delante del ex-campeón de Catalunya de clásicas, Josep Isern, que volvía a desempolvar sólo para el trial de Ripoll su Bultaco Sherpa 250 modelo 49, con la Bultaco Sherpa 250 San Antonio del siempre luchador Xavi Casals completando el podio y la clasificación de las más veteranas.
En amarillos, con un trial para marcar diferencias dada su dificultad, Josep Manzano senior dio toda una lección de trial con su Bultaco Sherpa 350 azul y consiguió completar las tres vueltas con solo dieciséis puntos de penalización, casi la mitad que su más inmediato perseguidor, Ángel Gutierrez, que sobre su afinada Merlin GR 350 se plantó en la llegada con veintisiete puntos en su tarjeta.
Javier
Gil consiguió meterse entre los diez primeros a pesar de que el
barro no es lo habitual en su tierra
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Sorpresa en el tercer escalón del podio, con la Montesa de Jordi Torrens, excelente en Ripoll, mientras que esta vez Josep Pujol y Francesc Estrada veían como su Fantic 240 y la amarilla Ossa TR 350 se quedaban fuera de las primeras plazas.
En Experts el viejo zorro José Luis Rodríguez hizo toda una demostración sobre el barro de Ripoll, dejando más que sorprendidos a los favoritos pilotos locales, mucho más conocedores del terreno.
Así, en esta ocasión el podio era cien por cien Montesa, con tres 247 en las tres primeras plazas, ya que Candea y Galvany eran segundo y tercero, por delante del líder del campeonato y máximo favorito en Ripoll, Josep Mª Capdevila, que pasó algunos problemas de más con su Sherpa sobre las embarradas secciones.
Magrinyá ponía la primera Fantic en la quinta posición, con la agradable sorpresa de ver como Mariá Casellas va cogiendo otra vez la forma y colocaba otra Cota 247 entre los seis primeros.
Josep
Puig sobre su Ossa Mick Andrews réplica
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Masters fue otra vez coto cerrado de Joan Rovira, que en esta temporada está demostrando estar mucho más fuerte y especialmente mucho más regular que en la temporada anterior, y que continua sumando los puntos de veinte en veinte para el campeonato. Cuatro de cuatro son sin duda toda una referencia para el Valentino Rossi de las clásicas, y es que Joan está a un nivel muy superior al de la competencia.
En Ripoll ni Ramón Plana pudo hacer sombra al de la Fantic, que además veía como su hermano Badó Rovira se adjudicaba la tercera posición con su Cota 330, dejando a Masjoan y a Membrives aún más descolgados en la general.
En resumen, un trial como los de antes, donde el tacto de gas volvió a ser juez implacable en las zonas, y en el que los pilotos con más nivel marcaron distancias más grandes que las que habitualmente se pueden ver en las clasificaciones finales de todas las categorías.
Mala fortuna para el M.C.Ripoll, que vio su excelente trabajo de marcaje muy deslucido por la lluvia, aunque muchos de los pilotos disfrutaron de lo lindo con el alto nivel de las zonas.